26 abr 2014

Sanary, o paraíso dos exiliados (I)


Na miña última viaxe, hai tan só unha semana, tiven a oportunidade de achegarme a ese fermoso lugar onde o Mediterráneo bica a costa de Francia con inigualable suavidade. Toda a liña sinuosa que vai de Perpignan a Menton agocha paisaxes case de soño, calanques de viva pedra branca sobre un mar verdello, portos e praias ateigadas no verán, lagoas e marismas habitadas polas aves máis diversas... 

A corenta e cinco minutos de Marsella existe unha pequena vila chamada Sanary-sur-Mer que nos anos 30 do pasado século, cando debía de ser tan só unha aldeíña de pescadores, serviu de refuxio temporal para algúns dos máis importantes artistas e intelectuais alemáns, austríacos e mesmo ingleses que trataban de fuxir da barbarie do nazismo. 

Neste lugar tan tranquilo, que a min tróuxome recordos do Corcubión da miña infancia, foi onde Aldous Huxley escribiu a súa famosísima novela Un mundo feliz (Brave New World). Na lista de personalidades aparecen nomes destacadísimos daquela época como Thomas e Heinrich Mann, Bertolt Brecht, Joseph Roth, Lion Feuchtwanger, Stefan Zweig, etc.

No ensaio de John Russell Taylor sobre os exiliados europeos en Hollywood hai dúas páxinas dedicadas a Sanary e ás persoas que alí pasaron temporadas durante aquela década:


Al partir de Alemania, Heinrich (Mann) se había dirigido directamente hacia Niza, donde se estableció temporalmente y se puso a trabajar en su serie de novelas sobre Enrique IV de Francia, así como a escribir artículos antinazis en el “Depeche de Toulouse”. Su amigo, y también de Thomas (Mann), René Schickele, ya estaba viviendo en la Riviera francesa en una pequeña ciudad llamada Sanary-sur-Mer, y en junio de 1933, cuando Thomas buscaba un lugar cómodo donde pasar el verano después de sus primeros meses en Suiza, Schickele sugirió que se fuera a vivir allí. Heinrich se fue a Bandol para estar cerca y la colonia alemana en Sanary se completó pronto con otros visitantes como Alfred Doeblin, Ludwig Marcuse, Ernst Toller y Bertolt Brecht.

De hecho, Sanary tenía ya en su historia a artistas e intelectuales. A principios de siglo muchos pintores habían estado de visita y antes de la Primera Guerra Mundial, Katherine Mansfield pasaba allí sus inviernos con regularidad. A través de ella, D.H. Lawrence la había conocido, y eventualmente a través de él Aldous Huxley y su mujer, quienes compraron una villa en 1930 y pasaron temporadas allí regularmente hasta principios de 1937. Gracias a ellos, otros escritores ingleses como Cyril Connolly y Brian Howard también la visitaron. El destacado crítico de arte alemán Julius Maier-Graefe ya vivía en Sanary cuando los nazis subieron al poder. Pero se convirtió, y siguió siendo, el lugar de encuentro más importante de los exiliados alemanes, básicamente, desde 1933, gracias a la influencia del más importante de los nuevos residentes, Lion Feuchtwanger, el popular novelista internacional.


John Russell Taylor: Extraños en el paraíso (T&B editores, 2004)