30 mar 2008

A Primavera, festa da poesía


Non lembro quén dicía aquelo de "a poesía non se vende... nin sequera se compra". Do que si que me acordo é daquela canción dos vigueses Golpes Bajos: "Malos tiempos para la lírica". Pois ben, o 21 de marzo é declarado o Día Mundial da Poesía desde o ano 2000. Cando lle hai que dedicar un día a algo, mal asunto. Será que non goza de boa saúde o enfermo. No Liceo de Ourense celebraron o xoves un acto cultural no que medio cento de mozos recitaron variados poemas.

En marzo de 1955 xa en Ourense se pretendía facer unha grande festa da poesía. Foi un fracaso estrepitoso. Vicente Risco foi o seu máximo impulsor e, contra o seu habitual escepticismo e ironía, parecía verdadeiramente ilusionado coa idea:

HORAS

Estas "Horas", por tratarse de quien se trata, son horas extraordinarias. La poesía siempre lo es, por su naturaleza, y las horas que se le dedican, para hacerla, para escucharla y para escribir sobre ella, más aún.
Estas "Horas" están escritas a las cuatro y media de la tarde del día de ayer, 21 de marzo de 1955, después de la hora oficial designada para entrar la primavera y tres horas y media antes del comienzo de la Fiesta.
Han sido escritas en cumplimiento del rito nuevo, que se ha establecido, en recuerdo de todos los ritos perdidos que en otro tiempo alegraban la vida de las gentes.
Cómo ha sido posible escribirlos antes de la Fiesta, se comprenderá muy bien recordando que las reseñas de toros se escriben antes de la corrida. Las fiestas de la Poesía tienen de común con las corridas, por lo menos, el riesgo.
El motivo de anticiparlas es que, tan bueno como describir la fiesta, es imaginarse cómo será.
Es como quien juega a lo que se llama "una ciega".
Hasta ahora —siempre hay que tener esperanza en la sorpresa— es un parecer que no concurrirán tantos poetas como desearíamos.
De este modo sube el papel de los que concurran, y también se les exigirá mayor esfuerzo.
Como lo más probable es que la Primavera no asista a la Fiesta, los poetas tendrán que suplirla creando en el salón del Liceo, tan blanco y tan barnizado, un clima de flores y de pájaros, muy difícil en nuestros días.
Tendrán que dar cuerpo, si no sensible, representable, a la primavera imaginaria que cada uno está obligado a llevar dentro, por su edad —los poetas suelen tener siempre veinte años tan solo, aún al final de una larga vida— y por la antigüedad de su menester, que nació con el hombre.
Tienen que hacernos ver, con el ojo hiperfísico, la Primavera que huye de nuestros sentidos físicos, inobediente al curso del año.
Nada les es más fácil, si quieren, tanto más, que la Primavera igual se crea riendo que llorando, pues tiene su melancolía color malva, en el cielo y en la tierra, y no hay poeta completo sin lágrimas.
Bueno, señoras y señores, esto iba a ser la crónica profética de la Fiesta de la Poesía de 1955; pero en lugar de una crónica, salió un programa, casi una consigna, por lo menos una instancia.
Que no será atendida por los poetas, seguramente.
Y harán bien, porque lo primero es su libertad. Dejadlos volar por las cuatro estaciones, que, a lo mejor, ellos bien saben.

La Región, 22 de marzo de 1955.

Debaixo da columna de Risco a redación do xornal publicaba unha curiosa nota explicativa:

"Como tantas noticias desiderativas, la de don Vicente Risco ha quedado sin cumplir. Convocada la "Fiesta de la poesía" para las ocho de la tarde de ayer en el Liceo, no pudo celebrarse por falta de poetas. Orense, donde el calor de la incubadora natural de las Burgas es tan favorable para la cría de "inspirados", sufre al parecer un colapso: Homero duerme, y deseamos que el despertar llegue pronto, antes de que su prolongación pueda desacreditarnos y ocasionar que Orense sea dado de baja en el mapa mundi de la lírica."
(Na imaxe, A Primavera de Sandro Botticelli)

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